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Américo Spósito – Los poderes de la abstracción

Américo Spósito ocupa un lugar singular en el relato incompleto llamado historia del arte uruguayo. Esta afirmación, que se podría emplear para describir a varios artistas uruguayos (incluso para algunos que han caído en el olvido y no integran ese relato parcial), al referirnos a Spósito parece contener todo el sentido de esa aseveración si observamos detenidamente su producción artística y estudiamos su trayectoria profesional.

Este singular creador está incluido en un reducido grupo de artistas orientales integrado por Pedro Figari, Joaquín Torres García, Miguel Ángel Pareja o Rod Rothfuss, quienes no solo produjeron una obra excepcional que definió una época, sino que se preocuparon y ocuparon por desarrollar un pensamiento teórico que intentara comprender el arte y a la vez justificar su producción, allende de formas y técnicas.

Con la excepción de Figari, este selecto grupo supo también ejercer la docencia como un tercer elemento (producción, reflexión y transmisión) que completaba y delineaba su lugar en la sociedad como artistas plásticos. La singularidad que caracteriza a Américo Spósito, situada en el contexto y el proceso del arte uruguayo y regional en la segunda mitad del siglo xx, cobra una dimensión aún mayor por cuanto su proyecto no solo busca producir imágenes renovadoras y radicales, sino que entiende el arte como una actividad fundamental y transcendente de y para el ser humano.

El proyecto expositivo Américo Spósito, los poderes de la abstracción. Obras 1982-2004, del que este texto y el catálogo que lo contiene hacen parte, está conformado en su relato museográfico y visual por una selección de obras tardías del artista. En efecto, las 19 obras que conforman la exposición fueron realizadas entre 1982 y 2004, es decir, hasta un año antes de su desaparición física. Esta opción curatorial responde a la voluntad de demostrar que durante esas décadas de producción Spósito definió y concretó las ambiciones y el alcance de su proyecto artístico, el cual se desarrolló dentro de la abstracción.

Durante todo el siglo xx, artistas y movimientos estético-formales delimitaron y categorizaron el arte abstracto de maneras extremadamente diversas al momento de definirlo. Pero con Spósito las prácticas del arte abstracto continuaron, como a la vez lo redefinió, visual y filosóficamente, el legado de Joaquín Torres García. En ese sentido, Spósito produjo una obra habitada por signos abstractos, que ensayaba tanto sintetizar o esquematizar elementos de la naturaleza y de la cultura como aspiraba a trascender lo transitorio, efímero y contingente de la realidad humana y sus especificidades culturales.

Este texto presentará primero una semblanza de vida que expone de forma breve su singular trayectoria personal, y después abordará un análisis del pensamiento teórico desarrollado por el artista, para luego, a partir de este, analizar algunas obras significativas que integran la exposición.

La obra y la trayectoria de Spósito son un ejemplo, dentro de la originalidad e individualidad que las caracterizó, de la permeabilidad entre la doctrina estético-filosófica desarrollada en el taller Torres  García y otros planteos menos normativos presentes en el contexto artístico uruguayo, como los difundidos por el Círculo de Bellas Artes, que fue el centro que formó a casi todos los integrantes de la abstracción concreta-madí oriental.

El proyecto artístico de Spósito, por su complejidad y singularidad, ofrece dificultades a la hora de definirlo, contenerlo o limitarlo de forma precisa; o, como se dice en francés (la lengua que el artista utilizó para desarrollar parte de su teoría), al momento de le saisir (‘sujetarlo’). En ese sentido, lo escrito seguidamente tendrá un valor contingente y temporal. Como hemos dicho, durante la década de los cincuenta, después de abandonar el Taller Torres García y dedicarse a la enseñanza del dibujo en liceos públicos, Spósito abordó la abstracción de forma exclusiva, centrándose básicamente en el dibujo.

Desde ese momento y hasta su desaparición física, solo en contadas excepciones realizó obras figurativas, como fueron los retratos de algunos amigos y del maestro Torres o representaciones de sus mascotas preferidas, los gatos.

Podemos afirmar que la obra del artista se centra en la experimentación dentro de la tradición moderna de la abstracción, pero, como veremos, esa práctica tuvo una evolución permanente y un interés particular en el desarrollo y la creación de signos. El arte según Américo Spósito fue durante toda su existencia un individuo habitado, atravesado por cuestiones y dudas fundamentales: cuál es el lugar de la creación artística en la especie humana, su relación con Dios, la fe religiosa y la ciencia.

Pasó gran parte de su vida reflexionando y escribiendo sobre estos temas, elaborando una teoría estética que pudiera entender esas relaciones y que a la vez pudiera plasmarse en una obra visual. Es importante recordar que la relación que desde muy joven tuvo con el mundo de las letras —es decir, con la literatura, la poesía y el pensamiento— se reforzó en su pasaje por el Taller Torres García y el conocimiento directo de la obra y el pensamiento del maestro.

El grupo de obras que integran la exposición en el Museo Gurvich está compuesto por una selección de las producidas entre 1982 y 2004. Estas se dividen en dos grupos: uno pequeño, integrado por cuatro obras de la serie más emblemática, que es Ceibos, y otro mayor, integrado por obras de mediano y gran formato de la producción tardía del artista, la realizada entre 1983 y 2004.

Textos: Manuel Neves

Del 23 may. 2019
Al 27 jul. 2019